Posesión infernal (1981)

posesión infernal

Posesión infernal de Sam Raimi es una cinta de terror fantástico y cine independiente norteamericano considerada por muchos incondicionales como una película de culto. Dirigida con un ritmo vigoroso y con un estilo que se basa en la exaltación de la sangre y las vísceras además de las posesiones, es una obra que ha perdido mucho con el paso de los años ya que parece que está más enfocada en la búsqueda del humor que del terror, pero que aún así, sigue siendo un referente para muchos amantes del género. Realizada de modo competente al principio, va perdiendo fuelle a medida que avanza el film hasta derrumbarse por completo. 

La fotografía es eficiente al ser lúgubre y tenebrosa,  desconcertando al público con unas imágenes impactantes aunque excesivamente cochambrosas. La música sí que da miedo al tener unos sonidos ochenteros lamentables típicos de cintas de baja calidad, cumpliendo solo en determinadas escenas al buscar el incremento del pánico en el espectador. Los planos y movimientos de cámara salvan los muebles de un film insuficiente mediante el acertado uso de los subjetivos, seguimiento, reconocimiento, cámara en mano, detalles, primera persona y avanti típicos de las cintas del género, inquietando con ello al público. 

Las actuaciones son endebles y discordantes. Contando con las intervenciones de Bruce Campbell, Ellen Sandweiss, Betsy Baker, Richard DeManincor, Theresa Tilly y Scott Spiegel. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios comunes y sugestivos a los jóvenes del momento y unas caracterizaciones meramente cualificadas al exagerar innecesariamente las representaciones de las posesiones. Destacan también unos efectos visuales pavorosos para la época en determinadas escenas del film, aunque al final se exceden y usan equívocamente el stop-motion para desorbitar las muertes. 

El guion, escrito por el director, tiene momentos en los que no tienes claro si la intención es aterrar o divertir al público, ya que lleva la parte gore y violenta a un extremo que más que pavor produce risa en su disparatada intención, desaprovechando la ocasión de completar un film serio que quede en la retina del público con la sensación de escalofrío en lugar de una cinta que puedes recordar para ver con tus amigos y echar unas risas. Esto es llevado a cabo con una narrativa típica de jóvenes con momentos efusivos e incluso histéricos por parte de los protagonistas. 

En definitiva, la considero una obra apropiada si tu intención es ver un film de terror con certeras escenas repletas de un humor absurdo, al no tomarse en serio lo que podría haber sido una cinta terrorífica y menos tomada a la ligera. Nada recomendable de ver y solo destacan los planos, movimientos de cámara y algunos efectos especiales al principio del film que son lo único recordable en Posesión infernal, una película pasada de moda y más cerca de la comedia que de las imprescindibles del género y década. 

PUNTUACIÓN DEL CINE DE RAMÓN 4 SOBRE 10

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