Tenemos que hablar de Kevin (2011)

tenemos que hablar de Kevin

La directora y guionista Lynne Ramsay, da forma a una historia en la que se masca la tragedia desde el principio. Algo ha pasado, pero el espectador aún no sabe el qué, y tendrá que esperar al final para saberlo. Van apareciendo flash-Backs en los que se va viendo que algo paso, ya que hay un antes y un después en la vida de la protagonista. Todos la miran, su casa pintada de rojo al igual que su coche, y celebra encontrar un trabajo normal como un éxito, como si hiciera tiempo que nadie cuenta con ella por haber ocurrido algo horrible en su vida, aunque aún no se sabe. En todo esto, la trama va turbando poco a poco al espectador en lo que va ofreciendo, y se va volviendo más y más asfixiante antes incluso de saber qué es lo que ocurrió. Deja de ese modo el interés para el final, y consigue así, que el espectador vaya poco a poco sumiéndose más y más en la historia y yendo así en aumento la incertidumbre y la curiosidad sobre su desenlace. Utiliza para conseguir esto los saltos temporales para extraviar un poco más al espectador si cabe, volviéndose con todo esto la película en sí algo pretenciosa, pero desde luego decente en el modo de crear expectativa al público. 

Las interpretaciones brillan de forma eficaz en un registro dramático que llevan a cabo de modo magistral la protagonista Tilda Swinton y por supuesto el hijo de esta, tanto en su fase adolescente interpretado de modo muy sugerente por Ezra Miller, y también en su versión infantil por Jasper Newell. Saca de ellos la directora el mejor registro interpretativo posible para redondear esta aturdidora historia llena de insidias para deleite del seguidor de thriller psicológicos bien trabajados. 

Una vez terminas de verla, te das cuenta de que la obra contiene algunos fallos o que podría mejorarse en ciertos aspectos, pero realmente en pocos. En líneas generales, es una película inquietante que te mantiene con la duda de lo que pasa hasta al final, y que incluso sabiendo que algo horrible ocurrió te sigue sorprendiendo al final. Por tanto, es una cinta recomendable de ver para los que busquen dramas psicológicos notables con tintes de thrillers que calan sin remisión en todos aquellos que se aventuren a verla. Es pretenciosa, sí. Pero no se le puede achacar que no cumpla ampliamente con su cometido. 

PUNTUACIÓN DEL CINE DE RAMÓN 8 SOBRE 10

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