El regreso (2003)
Gran opera prima la que nos ofrece Andrey Zvyagintsev. Una obra personal y notablemente trabajada que expone la aventura familiar que emprenden dos hermanos adolescentes con su padre, al que no ven desde hace 12 años. Así comienza esta historia familiar de 3 personas muy distintas entre sí. El padre, distante y muy severo tras permanecer tantos años lejos del seno familiar, educa sin embargo con mano de hierro a unos hijos que no se sienten congéneres. El mayor de los hermanos, sí sigue la estela del padre aunque no la concibe del todo, sin embargo, el pequeño no encaja en absoluto con su padre y todo lo hace a regañadientes, si es que lo hace.
Lo que va pasando a continuación, es el auto descubrimiento de todos y cada uno de ellos, sobre todo del hijo pequeño que no acaba de encajar esta situación y desconfía incluso de que ese hombre sea su verdadero padre. Esté es, por tanto, el eje principal de la historia. La difícil conexión que existe entre el padre y el hijo menor. Así se va desarrollando la trama, con una tensión en aumento y con un desenlace que nadie se espera, y que desconcierta en gran medida al espectador.
En cuanto a la parte técnica podemos citar una música minimalista que es usada en escasas situaciones cuando la acción la requiere, una fotografía más bien fría y azulada que te transporta eficazmente a Siberia en épocas veraniegas y unos movimientos de cámara en mano en ocasiones que aumentan el dramatismo en las escenas oportunas.
La película en sí, es un viaje, pero no solo el que realizan los dos hermanos con su padre, sino el que el espectador descubre al finalizar la película, la cual no comprenderá del todo, eso es seguro. Pero esa es precisamente la finalidad del director, dejar una gran interrogante en la mente del público que busca sin respuesta posible la solución de un puzzle difícil de completar, quizás porque ni siquiera está completo, o porque tan solo está completo en la mente del director. Pero lo que sí es seguro, es que es una obra que sin saber porqué, gusta, ya sea por ser distinta, por ser arriesgada o por ofrecer un producto que no está cerrado, y que tiene que descifrar el espectador o simplemente dejarse llevar para satisfacer sus más básicos instintos cinéfilos.
PUNTUACIÓN DEL CINE DE RAMÓN 8 SOBRE 10
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