I was, I am, I will be (2019)

i was, I am, I will be

No son pocas las veces que prejuzgamos una historia sin conocerla en su totalidad. Son muchas las ocasiones en las que nos dejamos llevar por la ligereza de pensar mal sobre algo que suponemos que no es ético, o que simplemente no es como debería ser. Películas como esta muestran que nos podemos equivocar, que podemos pensar de antemano que algo es de un modo sin conocerlo, sin analizarlo en profundidad, y nos sentimos bien de pensar que lo que nosotros creemos es lo bueno y justo, y lo que otros hacen es lo incorrecto o falto de ética, cuando ni siquiera sabemos en su totalidad lo que ocurre o más aún, cuando ni siquiera nos debe importar lo más mínimo, ya que por ello no nos han preguntado.

Algo parecido ocurre con esta historia, en la que un Kurdo llamado Baran, que sueña con vivir en Europa y que trabaja en un bar de Turquía donde tiene que hacer de todo para vivir (cocinar, limpiar, servir y si es necesario, acostarse con turistas que buscan sexo fácil) conoce a Marion, una piloto de aviones alemana que acaba de ser diagnosticada de cáncer y que va a la deriva, en busca de su verdadero yo. Con esta premisa, comienza un film bien trabajado que tiene como base la inmigración y el amor no a primera vista, sino el que surge con el paso del tiempo y el roce de dos personas que en un principio no parecen ser el uno para el otro. 

El guion, está bien trabajado de principio a fin y está bien llevado a la pantalla, aunque tiene el inconveniente de tener en ocasiones un ritmo irregular que puede hacer que el espectador se despiste, aunque luego lo recupera y va dando forma con éxito a una historia en la que cualquier cosa puede ocurrir, y de hecho ocurre, para deleite de los buscadores de buenas tramas. En cuanto a las interpretaciones, son correctas y no se les puede reprochar nada, en especial a los protagonistas del film Anne Ratte-Polle y Ogulcan Arman Uslu, que hilan un buen papel. En cuanto a la música del film, es apropiada en cada escena para añadir dramatismo o inquietud según es requerido, cumpliendo con su cometido. 

En definitiva, la considero un gran drama que cautivará a los buscadores de historias sinceras que son llevadas a cabo con maestría y sin querer en ningún momento hacer trampa para captar la atención del público más comercial. Es fiel por tanto a su estilo de principio a fin y muestra poco a poco una trama que como he dicho no pretende sorprender, sino más bien calar con franqueza en el público más exigente que no se conforma con cine convencional, sino aquel que busca pureza y naturalidad en lo que se le ofrece, ya que aunque el resultado no goce de espectacularidad, si sobresale al tener gran realismo y verosimilitud. 

PUNTUACIÓN DEL CINE DE RAMÓN 8 SOBRE 10

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