La Ronda (1950)
Magnífico drama de historias cruzadas realizado con mucha elegancia por el director alemán Max Ophüls, donde su argumento se centra en el amor pasional y el deseo de hombres de distintas edades y su deseo hacia el sexo femenino. Se nota en todo momento el “libertinaje” permitido por el cine francés, ya que algunos de sus detalles insinuantes no podrían haber pasado la censura del cine norteamericano del momento. Con estupendos detalles de humor en su interior, su resultado es un soberbio film repleto de detalles elegantes, sensuales y carismáticos.
El guion, escrito por el mismo director junto con Jacques Natanson y basado en la obra de Artur Schinitzler, trata de mostrar la pasión no solo del hombre en sus distintas edades, sino también desde el punto de vista de la mujer, que parece dejarse llevar por el deseo masculino, cuando es más bien al contrario. Contiene además esos detalles inmortales del cine clásico que la hacen inmortal y confortante de ver en su elegancia, que es plasmada a través de unos decorados algo pomposos de clase alta, y unos vestuarios y caracterizaciones que te transportan eficazmente al momento y lugar en cuestión. También la música, sutil y usada solo en las escenas oportunas para no hacerse pesada en absoluto, llena el drama de momentos inolvidables gracias a la mano experta de Oscar Strauss. También merece especial atención, los planos y movimientos de cámara que usa el seguimiento con gran clase, y los planos personales que exprimen lo mejor de unas interpretaciones remarcables, gracias al notable trabajo de Anton Walbrook, Simone Signoret, Serge Reggiani, Simone Simón, Daniel Gélin y Danielle Darrieux entre otros.
En definitiva, la considero una obra clásica que mezcla con mucha eficacia el amor y la pasión en muchas de sus variantes, siempre con la educación típica del momento que logrará encandilar a todos los cinéfilos clásicos amantes de las buenas obras inmortales; esa clase de obras, -en este caso de cine Europeo-, que lograron enamorar a los buscadores de obras repletas de elegancia y buen gusto, llevada a cabo además, con una nota de humor que consigue sumar un punto positivo a una película ya de por sí, digna de elogio.
PUNTUACIÓN DEL CINE DE RAMÓN 8 SOBRE 10
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