Braveheart (1995)
Braveheart de Mel Gibson, es un drama romántico de cine épico y aventuras, basada en «supuestos» hechos reales. Dirigida con un ritmo que mezcla lo pausado y trepidante, es valiente y arriesgada por realizar una superproducción intachable y portentosa en su segunda dirección, y por definirla de modo grandioso y excepcional, además de arrollador.
La fotografía, es sensacional, llamativa y naturista de Escocia, totalmente alusiva a la trama, además de bella y exquisitamente inspiradora, con imágenes impactantes en los momentos de acción, y luminosa y estimulante por sus múltiples detalles. Y la música es grandiosa, evocadora y majestuosa, por usar las gaitas que recuerdan al país en cuestión, con sonidos emotivos y espectaculares que penetran y cautivan al espectador, siendo inolvidable, melódica y profunda, además de digna ganadora del oscar a la mejor edición de sonido.
Las actuaciones, son competentes, arrolladoras y convincentes por parte de todos, excepto por el principal Mel Gibson, que actúa forzado, fingido y poco natural, pero sin embargo son excelentes las actuaciones de Sophie Marceau, Catherine McCormack, Patrick McGoohan, Angus MacFadyen, Brendan Gleeson, Tommy Flanagan, James Cosmo, Brian Cox y David O´Hara. Los cuales llevan vestuarios y caracterizaciones sugestivos al lugar y época en cuestión, fascinantes y admirables en una soberbia dirección artística.
El guion, basado en hechos «supuestamente» reales, es provocador, interesante y apasionante de principio a fin, argumentado de modo absorbente e incitador para el público, estremece su emotividad, y gusta su acción belicosa que penetra con ímpetu inspirador en el espectador. Empleando para llevarlo a cabo una narrativa con voz en off explicativa al principio y al final, intrigante y algo pesimista, además de clásica, equilibrada e impoluta, la cual gusta por su acertada lírica en determinados momentos.
Por último, cabe destacar los planos y movimientos de cámara panorámicos, seguimiento, reconocimiento, travellings, cámara en mano, steadycam, avanti y retroceso, planos generales, primeros planos y planos detalle estéticamente sorprendentes e inteligentes por sacar lo mejor de la acción. Unos efectos escalofriantes y sobrecogedores que exaltan la sangre y la violencia en las batallas. Y un montaje perfecto, lineal y rítmico con 3 horas de duración que no se hacen largas ni pesadas en absoluto.
En definitiva, la considero una inolvidable y esencial cinta de cine épico, de visión obligada para todos los públicos, por ser apasionante, emotiva e incitadora, y desde luego inmensa y soberbia. Recomendable por su dirección magistral y puesta en escena, guion con una historia sustanciosa en su interior, actuaciones acertadas (menos Gibson), fotografía alusiva, música evocadora, montaje perfecto, efectos escalofriantes, vestuarios y caracterizaciones de una gran dirección artística, y narrativa lírica y apropiada, que hacen de ella una de las obras épicas más sobresalientes de la historia del séptimo arte, la cual perdura con efectividad aún con el paso de los años, y sigue siendo muy respetada y admirada por crítica y público.
PUNTUACIÓN DEL CINE DE RAMÓN 9 SOBRE 10
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