Diamantes en bruto (2019)
Es la primera película que he visto de los hermanos Safdie (Ben y Joshua Safdie), y ya me queda claro que tienen un estilo cinematográfico único y bien definitivo, ya que después de ver Diamantes en bruto, me queda una sensación amarga tras ver una obra difícil de digerir pero sin duda alguna bien trabajada. Una obra que, empieza con un ritmo tanto narrativo como de acción bastante rápido que llega incluso hasta agobiar al espectador, dicho ritmo además, se mantiene hasta el final de modo notable, trasmitiendo desasosiego en la irresponsabilidad y riesgos innecesarios que adopta el protagonista en su día a día, un genial Adam Sandler que borda un gran papel de registro dramático, muy lejos del cómico al nos tiene acostumbrados.
Honrad Ratner, es un joyero judío de un barrio de Nueva York enganchado al juego. Tanto, que es capaz de empeñar cosas que no son suyas por tal de sacar dinero para sus apuestas, pensando siempre que va a salir ganando y devolverá lo que ha tomado prestado. Este es el comienzo de una historia que va in crescendo y que atrapa al espectador en todo momento sin que se hagan pesados en absoluto sus dos horas y cuarto de duración.
Técnicamente, está muy bien trabajada en líneas generales, utiliza la cámara en mano y los primeros planos para añadir inquietud a la acción, y la fotografía, algo dura y tosca, ayuda a crear también una atmósfera turbia y de inseguridad. Sin embargo, es la música electrónica de Daniel Lopatin lo que más me desconcierta de Diamantes en bruto, ya que es una música demasiado turbadora desde mi punto de vista, e innecesaria. La trama en sí ya te descoloca bastante y no considero necesario el uso de una música estrambótica para añadir más zozobra a la trama.
En ocasiones, también es algo difícil de seguir la narrativa, ya que son varios personajes los que discuten a la vez y es difícil seguir lo que cada uno habla. Pero sin embargo, estas escenas también añaden agitación a la historia, la cual sabes que a medida que avanza va cerrando las pocas posibilidades que tiene el protagonista de salir indemne de un círculo vicioso de juego y violencia que se masca desde el principio y del que difícilmente se sale sino es mal parado. Toda esta sensación, asfixia al público que no puede evitar dejar de empatizar con un protagonista que aunque irresponsable y falto de toda sensatez humana, no deja de darte pena al verlo envuelto en sus vicios y actividades llenas de riesgo.
Por tanto, considero Diamantes en bruto una obra notable, una película que gustará a toda clase de públicos y en especial a los buscadores de cine de autor con detalles que deja patente el estilo de unos creadores que fomentan las ganas de seguir viendo su cine con lo que ofrecen. De ser de esta clase de directores que dejan huella tras de si, y que te podrán gustar en mayor o menor medida, pero que desde luego merecen todo el respeto por desmarcarse del cine más convencional y ofrecer trabajos originales, incisivos y desde luego carentes de la más mínima sensibilidad.
PUNTUACIÓN DEL CINE DE RAMÓN 8 SOBRE 10
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