Cold War (2018)
De nuevo Pawel Pawlikowski vuelve a rodar un film en blanco y negro. Tras el éxito de Ida (2013), película rodada en blanco y negro con la que obtuvo el oscar a la mejor película extranjera, vuelve a utilizar el cine en blanco y negro para rodar Cold War, una película basada en el amor imposible que toma como hilo conductor la historia de amor de los padres del cineasta, aunque con algunos cambios. Se ve que el director Polaco le ha cogido el gusto a un cine propio donde se potencian las imágenes con una fotografía bien lograda en detalles que exprimen lo mejor de unas interpretaciones sobrias, logrando unas escenas memorables.
Los detalles técnicos de Cold War son dignos de elogio. La música clásica escogida por el director atrapa la atención del público en su visionado. La fotografía en blanco y negro aumenta la potencia de las imágenes y evocan al momento y lugar en cuestión de finales de los años 40, los años 50 y por último los años 60. La historia gira en torno a la vida amorosa, aunque más bien pasional de una pareja durante 14 años. Los planos y movimientos de cámara son notables en su uso de primeros y primerísimos planos para engrandecer las estupendas interpretaciones de Joanna Kulig y Tomasz Kot, los cuales se apoderan de toda la trama con sus dramáticas y seductoras interpretaciones.
El guion, escrito por el mismo director junto con Janusz Glowacki, se centra en la imposible historia de amor de una pareja que por distintas situaciones políticas o incluso sentimentales, luchan por conservar uno de esos amores de quiero y no puedo, ya que aunque ambos se afanan en seguir juntos incluso con las adversidades que se les presentan, todo parece indicar que es francamente imposible que eso ocurra. Este es precisamente el mayor fuerte del film junto con su potente fotografía, el lograr un argumento convincente y desde luego sincero que no se centra en dar esperanzas al espectador en que sea fructífera la historia de amor que está visualizando, sino más bien lo contrario, el que sea partícipe de la decadencia e imposibilidad del amor que ambos se profesan mutuamente.
En definitiva, considero Cold War una obra de arte bien hilada y desde luego convincente en lo que ofrece. El director Pawel Pawlikowski vuelve a deslumbrar al público más exigente con otro film en blanco y negro e imágenes sugerentes que se quedan en la retina del espectador, ya que sus detalles técnicos acompañados de unas interpretaciones convincentes, logran dar forma a una cinta repleta de detalles formidables que deja tras de si la sensación de que has visto una gran película. No una de esas comerciales, sino más bien una de esas que el tiempo volverá a recordarte para volver a visualizarla y disfrutarla posiblemente aún más si cabe, de lo que los cinéfilos llamamos cine del bueno que no pretende impresionar, sino simplemente quedarse en tu interior para siempre.
PUNTUACIÓN DEL CINE DE RAMÓN 8 SOBRE 10
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