El proceso (1962)
El proceso de Orson Welles es un drama psicológico surrealista de intriga basado en un hombre que despierta y descubre que es detenido por haber cometido un crimen que no se cita, comenzando entonces un desconcertante entramado que da vueltas sobre el proceso sobre este supuesto crimen. Dirigida con un ritmo alterno para inquietar al público y con un estilo enrarecido pero atractivo en su mezcla de drama, intriga y surrealismo, es una obra notable e inteligente que merece la pena ser vista por transportar y desconcertar al público al antojo del director y el guion, ya que su historia basada en la novela homónima de Franz Kafka es enrevesada y de difícil comprensión pero desde luego notable y personal en resultado, concluyendo uno de los films imprescindibles del director para satisfacer a los cinéfilos más exigentes.
La fotografía en blanco y negro es claustrofóbica en sus imágenes minimalistas y está cuidada en detalles para asfixiar al espectador con unas escenas enigmáticas y estéticamente evocadoras a un lugar surrealista y recóndito, haciendo en general un gran trabajo de claroscuros para lograr una excelente labor. La música es clásica con unas melodías bellas y emotivas y otros sonidos turbadores e intensos que inquietan y estimulan al público, haciendo sentir la constante alarma que se proponen con el acompañamiento musical repleto de instrumentos. Los planos y movimientos de cámara consuman una labor particular y técnicamente notable del director mediante el uso de las grúas, primeros y primerísimos planos, avanti, plano-contraplanos, generales, cámara en mano, seguimiento y reconocimiento que completan una labor artísticamente conseguida para oprimir al espectador acorde con la trama.
Las actuaciones son soberbias y con profundidad psicológica. Como protagonistas Anthony Perkins está remarcable y con calado psicológico en un gran papel, Romy Schneider está íntegra e irreprochable en su tarea, Jeanne Moreau está sensual y persuasiva y Orson Welles auténtico en un breve pero certero papel, siendo notables los acompañamientos de Elsa Martinelli, Akim Tamiroff, Suzanne Flon y Madeleine Robinson entre otros. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones elegantes y formales en un trabajo clásico y bien elaborado en una correcta labor que junto con los decorados te transportan a cada lugar real o irreal para desconcertar al público.
El guion, escrito por el director y basado en la novela de Franz Kafka, es de lo más enrevesado y surrealista y transporta al espectador a un mundo inquietante y desde luego sofocante que no se sabe muy bien cuál es su significado, concluyendo el film más irracional del director cuyo objetivo es desconcertar y turbar al público con una historia sin mucha comprensión. Esto se lleva a cabo con una narrativa profunda y enigmática con una voz en off afable y clásica que de forma impoluta acompaña el principio y el final del film, siendo el resto atormentado y nervioso por parte del protagonista. Cabe destacar también, el montaje extraño como un puzle que mezcla la realidad con lo onírico para transportar al espectador a un mundo surrealista y oscuro.
En conclusión, la considero una obra indispensable en la filmografía del director que es insólita en lo que ofrece y turba al espectador con una trama liosa y poco comprensible para asfixiar al público, ya que su historia surrealista e inquietante es inexplicable en su trama, finalizando un film enigmático que no dejará a nadie indiferente y que puede ser objeto de varias interpretaciones. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, montaje, planos, movimientos de cámara, vestuarios y narrativa que hacen de El proceso, un film misterioso y de difícil comprensión que cautivará a los amantes de los films surrealistas cuyo seguimiento es difícil.
PUNTUACIÓN DEL CINE DE RAMÓN 7 SOBRE 10
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