Secretos y mentiras (1996)
Secretos y mentiras de Mike Leigh es la prueba evidente de que una historia sencilla (y con sencilla no quiero decir que no tenga miga, porque la tiene), es capaz de cautivar desde al cinéfilo más exigente hasta el público en general. En eso se esmera su director, en ofrecer un producto con gancho pero llevado a cabo con gran naturalidad. No tiene además la más mínima prisa en cocerlo, ya que la duración del film se extiende en más de 140 minutos, de los cuales por cierto, no le sobra ni medio, ya que todo lo que veras en su interior te encandilará, sobre todo por supuesto en el último tercio de la película donde todo va saliendo a la luz para disfrute del público.
El guion, escrito por el mismo director, narra una historia muy personal que se va cociendo poco a poco. En ella, hay una familia formada por dos hermanos, mujer y hombre, donde ella tiene una hija que está a punto de cumplir 21 años, la pareja del hermano, que no parece estar por la labor de poner las cosas fáciles, y en última instancia aparece Hortense, una joven de raza negra que asegura ser la hija de la mujer de los dos hermanos. Con esta premisa, la historia va cogiendo color a medida que todos se van conociendo y van desahogándose al contar sus secretos y también sus mentiras.
Las interpretaciones son estupendas del primero al último en una película en la que además todos son principales, ya que todos tienen su pasado que contar. Cuenta con las notables interpretaciones de Brenda Blethyn, Timothy Spall, Phyllis Logan, Marianne Jean-Baptiste, Lee Ross y Claire Rushbrook entre otros. La fotografía, bastante luminosa junto con los detalles musicales usados en los momentos oportunos sacan lo mejor de la trama, logrando un decente trabajo técnico.
En resumidas cuentas, lo considero un film digno de ser conocido por la naturalidad con la que trata un tema tan delicado como la adopción, y más aún con el cruce de razas. Por tener unas magníficas interpretaciones que son clave a la hora de exponer la complicada temática llevada a cabo, y hacerlo además, con mucha credibilidad. Y en especial también, por su dirección realizada con mano experta por Mike Leigh, que exprime lo mejor de las interpretaciones y tiene la habilidad de incluso a base de un ritmo lento y bastante metraje, mantener al público todo el rato pegado al asiento expectante de saber el desenlace de tan trabajada trama.
PUNTUACIÓN DEL CINE DE RAMÓN 8 SOBRE 10
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