Bait (2019)
El novel director Mark Jenkin consigue sacar mucho jugo a una historia rodada en blanco y negro con una vieja cámara Kodak 16 mm de 1976, procesando además el trabajo a mano. Consigue con ello añadir dramatismo y énfasis a las interpretaciones, sacando lo mejor de ellas con el uso de los primeros y primerísimos planos, además de unos soberbios planos detalles que hacen que las imágenes sean hipnóticas y también desconcertantes.
La fotografía, aun siendo de baja calidad por la cámara usada, es impactante en sus imágenes informales pero está bien cuidada en detalles que consiguen mantener al espectador pegado al asiento, dejando claro por tanto, que no es necesario poseer un extraordinario equipo para rodar un film que capte la atención del público. La música, aun siendo minimalista tiene detalles turbadores y en ocasiones inquietantes que acompañan con mucho acierto la trama cuando es necesario. Cabe destacar también, las estupendas y bien trabajadas interpretaciones que trasmiten en cada escena lo que el director se propone sacar de ellas. Cuenta con los trabajos de Giles Kong, Edward Rowe, Simon Shepherd y Mary Woodvine entre otros.
El guion, escrito por el mismo director, va creando poco a poco una atmósfera enrarecida que mantiene en alerta al público en lo que se le va ofreciendo, ya que el interés por su argumento va in crescendo a medida que avanza la trama y se va cociendo dentro de ella la sensación de que algo va a ocurrir, aunque no sabes el que, porque su director sabe bien esconder sus cartas. Da con ello su creador y guionista señales de que, aun siendo un realizador poco experimentado, tiene bien clara sus ideas a la hora de plasmarlo en la pantalla.
En definitiva, la considero una obra notable y bien trabajada al detalle que tiene además el aliciente de ser ofrecida con unas imágenes de baja calidad que dan sin embargo el resultado contrario a lo que en principio se espera, ya que esta técnica aumenta el dramatismo de las interpretaciones y la historia se vuelve a medida que avanza más y más inquietante en lo que va ofreciendo, logrando un final inesperado pero a la vez convincente que deja tras de si la grata sensación de haber visto una película digna de ser recomendada, no quizás al público en general, pero si a los cinéfilos más exigentes buscadores de cintas que aporten algo novedoso y arriesgado.
PUNTUACIÓN DEL CINE DE RAMÓN 7 SOBRE 10
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