Paris, Texas (1984)

paris, texas

Película de culto en estado puro. Wim Wenders, un director con resultados irregulares, consigue hilar con acierto esta magnífica historia adaptada de un guion de Sam Shepard. Desde el comienzo de su historia, la película te atrapa con mano experta, creando gran ambientación e incertidumbre sobre el misterioso protagonista, interpretado magistralmente por Harry Dean Stanton; un personaje, que aparece en medio del desierto donde es encontrado y sin decir ni una sola palabra, lo ponen en contacto con su hermano, el cual hace 4 años que no ve. Ahí empieza poco a poco a salir a flote la curiosa historia de este oscuro personaje. 

La dirección de la película, esta notablemente trabajada por Wim Wenders, marcando un ritmo lento que sin prisa pero sin pausa va mostrando poco a poco los misterios que rodean a su protagonista, el cual tiene un hijo, y una pareja y madre de su hijo que está extraviada, de la cual no sabe nada. Con esa premisa, el espectador que espera cine del bueno, descubre una cinta atemporal cuyo fuerte reside en el auto descubrimiento, en el arrepentimiento y en enmendar los errores del pasado, por insuperables que parezcan. Hacer las cosas bien, esa es la intención del recóndito protagonista. 

Técnicamente, la película tiene detalles de una fotografía evocadora que junto con los vestuarios y caracterizaciones te transportan al momento y lugar en cuestión. Los planos y movimientos de cámara, que usan con acierto los planos y contra planos para dar un gran toque personal a las interpretaciones son manejados con eficacia. Pero sin lugar a dudas, la parte más inmortal de la película, es la inolvidable banda sonora de Ry Cooder, recordada en España con mucha nostalgia por su desaparecido programa Documentos Tv en los años 90.

En conclusión, considero Paris, Texas un estupendo descubrimiento dentro del cine de culto que es atemporal en lo que ofrece, y en el modo en el que lo ofrece. Por sus acertadas interpretaciones, y su fotografía y su absorbente banda sonora; pero sobre todo, por sacar a la palestra una historia sencilla y personal que atrapa sin dilación al espectador exigente que busca dramas bien trabajados en detalles. Sinceramente, esa clase de dramas que, pase el tiempo que pase, siempre estarán de moda sin que los años se les echen encima.

PUNTUACIÓN DEL CINE DE RAMÓN 8 SOBRE 10                                            

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