1917 (2019)

1917

El polifacético Sam Mendes, creador de cintas tan dispares como Skyfall, Revolutionary Road, Camino a la perdición o American Beauty, se atreve en esta ocasión con un drama bélico de la talla de 1917. Una obra majestuosa en su simplicidad que cautivará a todos en su visionado. En ella, dos jóvenes soldados británicos tienen la difícil -por no decir suicida- labor, de cruzar el territorio enemigo para entregar a un coronel el mensaje de que no ataque, ya que es una trampa en la que morirán muchos soldados británicos. Asimismo, uno de los hombres que está a las ordenes de ese coronel es el hermano de uno de los protagonistas. 

Con este argumento, rodado además con la simulación de un único plano secuencia que sigue a nuestros protagonistas por todo el campo de batalla, el director Sam Mendes logra encandilar al público ayudado por la fascinante música de su inestimable colaborador Thomas Newman, el cual borda cada nota musical que acompaña la historia y ayuda a crear junto con la evocadora fotografía de Roger Deakins, una atmósfera de terror que inquieta con mucho oficio al espectador. Además, gracias al ya mencionado plano secuencia, parece que acompañas a los personajes de Schofield y Blake, interpretados de forma notable por unos actores poco conocidos como lo son George MacKay y Dean-Charles Chapman. También es digna de elogio y mención la dirección artística, que luce unos vestuarios y caracterizaciones de lo más trabajados y que junto con los acertados decorados pareces estar sumergido en la Europa de la gran guerra de principios del siglo XX.

En definitiva, la considero una película enorme y digna de ser vista por dos razones muy elementales. La primera de ellas, por realizar un magnífico trabajo técnico en el que destaca por encima de todo la simulación de un único plano secuencia que acompaña a los protagonistas de principio a fin, algo usado muy pocas veces y que no solo supone una dificultad añadida al equipo de fotografía, sino que además aporta un nerviosismo extra e inquietud al espectador por hacerlo más partícipe de la historia si cabe. Y segundo, que la historia da como fruto de una trama sencilla pero apasionante un resultado sobresaliente que apasiona y derrocha valores únicos como la lealtad, el amor, el valor o el compromiso, pero sin caer en la falsa exaltación de estos para calar más profundo en el espectador, sino más bien lo contrario al ser llevados a cabo con sutileza y determinación para acabar siendo un film rotundo digno de ver y ser recordado. 

PUNTUACIÓN DEL CINE DE RAMÓN 9 SOBRE 10

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