Retrato de una mujer en llamas (2019)
Hasta el momento, el cine ha estado mayoritariamente realizado por hombres, algo que poco a poco se va igualando, aunque aún queda tiempo. Cierto es, considero yo, que tanto los hombres como las mujeres tienen unas ciertas habilidades y también defectos, no se si innatos al nacer, pero si son más proclives a poseerlos; y tanto uno como otros son, no incapaces, pero si digamos que les cuesta más realizar ciertas tareas que están más bien asociadas al sexo contrario. Una de esas diferencias, es la virtud de la sensibilidad, la cual la mujer tiene, creo yo, mucho más desarrollada que el hombre. Esa virtud queda patente en Retrato de una mujer en llamas; una película desarrollada de forma bella y elegante por la cineasta francesa Céline Sciamma, la cual deja evidencia de su sensibilidad y buen gusto al plasmar una película que se basa, no en la homosexualidad, aunque parezca ser el hilo conductor del film, sino en el amor imposible que en una época clásica como el siglo XVIII, era algo impensable de formalizar, aunque sin lugar a dudas,
se practicara bajo cuerda.
Técnicamente, la película está bien elaborada, sin florituras ni exageraciones que pretendan exacerbar los detalles. La fotografía esta bien cuidada en claros y oscuros para sacar provecho de cada escena según sea requerido la luz o la oscuridad para el propósito del momento. La música de época ayuda a cuidar las escenas oportunas pero sin caer en el exceso de su uso y no distraer así la atención del espectador. Y los planos y movimientos de cámara exprimen lo mejor de las interpretaciones, que son casi en exclusiva femeninas, en especial la de la pareja protagonista Noémie Merlant y Adéle Haenel, que hilan entre ambas una estupenda interpretación en la cual, ambas van poco a poco acercándose sentimentalmente como si de un baile se tratara, para deleite de cualquier cinéfilo que aprecie la sutilidad.
El guion, escrito por la misma directora, profundiza en los sentimientos de unas mujeres jóvenes de una época en la que estaban sometidas a casarse para tener seguridad económica en su vida, aunque eso fuese en contra de su voluntad; bien porque no les gustase su prometido o claramente por tener una inclinación sexual distinta a lo que siempre se ha considerado lo normal. Es por tanto, una película elegante, vistosa y repleta de detalles sinceros que no pretende atrapar la atención del espectador más comercial, sino del público más exigente que busca siempre un cine que le cale, aunque su ritmo sea lento como es en este caso y su historia no trate de sorprender en lo que ofrece, sino simple y llanamente, ofrecer una pincelada del sufrimiento e impotencia de la mujer en el siglo XVIII.
PUNTUACIÓN DEL CINE DE RAMÓN 8 SOBRE 10
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